A UNA HORA TOTALMENTE DESACOSTUMBRADA, LAS 19,30 H. CUANDO AÚN LA LUZ DEL DÍA NO SE HABÍA APAGADO, DIO COMIENZO LA CELEBRACIÓN DE LA VIGILIA PASCUAL, PARA PODER CUMPLIR CON LAS NORMAS ESTABLECIDAS POR LAS AUTORIDADES ACERCA DE LA COVID.

LA CELEBRACIÓN FUE PRESIDIDA POR DON JOSÉ ANTONIO, ACOMPAÑADO DE DON RAMÓN, ASISTIDOS POR EL SEMINARISTA JERÓNIMO Y LOS ACÓLITOS DEL ALTAR.

LA MISA FUE CANTADA POR EL CORO PARROQUIAL

LA CEREMONIA DEL FUEGO FUE REALIZADA A LOS PIES DEL ALTAR, SIN PROCESIÓN POSTERIOR, POR LOS MOTIVOS ANTES SEÑALADOS. TAMPOCO SE REPARTIERON CANDELAS ENTRE LOS FELIGRESES. SÓLO LOS ACÓLITOS LAS LLEVABAN.

BENDICIÓN DEL FUEGO Y  PREPARACIÓN DEL CIRIO

EL CELEBRANTE Y ACOMPAÑANTES SE ACERCAN AL FUEGO Y SALUDA AL PUEBLO DIRIGIÉNDOLE UNA BREVE MONICIÓN.

SEGUIDAMENTE BENDICE EL FUEGO.

Bendecido el fuego nuevo,  el celebrante , con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz la letra griega Alfa, y debajo la misma la letra griega Omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso. Mientras estos signos, dice:

1. Cristo ayer y hoy, (Graba el trazo vertical de la cruz.)

2. principio y fin, (Graba el trazo horizontal.)

3. alfa (Graba la letra Alfa sobre el trazo vertical.)

4. y omega. (Graba la letra Omega debajo del trazo vertical.)

5. Suyo es el tiempo (Graba el primer número del año en curso en el ángulo izquierdo superior de la cruz.)

6. y la eternidad. (Graba el segundo número del año en curso en el ángulo derecho superior de la cruz.)

7. A él la gloria y el poder, (Graba el tercer número del año en curso en el ángulo izquierdo inferior de la cruz.)

8. por los siglos de los siglos. Amén. (Graba el cuarto número del año en curso en el ángulo derecho inferior de la cruz.)

Acabada la incisión de la cruz y los otros signos, el sacerdote incrusta en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:

1.Por sus llagas

2. santas y gloriosas,

3. nos proteja

4. y nos guarde

5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El sacerdote enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo:

La luz de Cristo, que resucita glorioso,

disipe las tinieblas del corazón y del espíritu.

Seguidamente  el sacerdote toma el cirio pascual y, manteniéndolo elevado, se dirige a la puerta de entrada y canta:

Oh luz gozosa de la santa gloria del Padre

celeste inmortal, santo y feliz Jesucristo.

Los fieles repiten la aclamación del sacerdote.

 Avanza y en el centro del pasillo principal  elevando el cirio, canta de nuevo:

Oh luz gozosa de la santa gloria del Padre

celeste inmortal, santo y feliz Jesucristo.

 Los acólitos encienden sus cirios, del cirio pascual.

Al llegar ante el altar, de pie y vuelto al pueblo, canta por tercera vez:

Oh luz gozosa de la santa gloria del Padre

celeste inmortal, santo y feliz Jesucristo.

Y todos repiten por tercera vez la aclamación.

Y se encienden las luces de la iglesia.

Mientras el sacerdote coloca el cirio en el lugar preparado al efecto y lo inciensa.

TOMÁS , QUE VA A PROCLAMAR EL PREGON PASCUAL RECIBE DE DON JOSÉ ANTONIO, LA BENDICIÓN CON ESTAS PALABRAS:

El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su pregón pascual;
en el nombre del Padre, y del Hijo X y del Espíritu Santo.

R/. Amén.

PREGÓN PASCUAL

A PARTIR DE ESTE MOMENTO, TOMÁS SE DIRIGE AL AMBÓN Y PROCLAMA EL PREGÓN PASCUAL:

Alégrense por fin los coros de los ángeles,

Alégrense las jerarquías del cielo,

y por la victoria de Rey tan poderoso

que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,

y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,

se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,

revestida de luz tan brillante;

resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario

aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón

a Dios invisible, el Padre todopoderoso,

y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre

la deuda de Adán

y, derramando su sangre,

canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,

en las que se inmola el verdadero Cordero,

cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche

en que sacaste de Egipto

a los israelitas, nuestros padres,

y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche

en que la columna de fuego

esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche

en que, por toda la tierra,

los que confiesan su fe en Cristo

son arrancados de los vicios del mundo

y de la oscuridad del pecado,

son restituidos a la gracia

y son agregados a los santos.

Ésta es la noche

en que, rotas las cadenas de la muerte,

Cristo asciende victorioso del abismo.

¿De qué nos serviría haber nacido

si no hubiéramos sido rescatados?

¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros!

¡Qué incomparable ternura y caridad!

¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,

que ha sido borrado por la muerte de Cristo.

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!

Solo ella conoció el momento

en que Cristo resucitó de entre los muertos.

Esta es la noche

de la que estaba escrito:

“Será la noche clara como el día,

la noche iluminada por mi gozo”.

Y así, esta noche santa

ahuyenta los pecados,

lava las culpas,

devuelve la inocencia a los caídos,

la alegría a los tristes,

expulsa el odio, trae la concordia,

doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,

acepta, Padre santo,

este sacrificio vespertino de alabanza,

que la santa Iglesia te ofrece

por medio de sus ministros

en la solemne ofrenda de este cirio,

hecho con cera de abejas.

Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,

ardiendo en llama viva para la gloria de Dios.

Y aunque distribuye su luz,

no mengua al repartirla,

porque se alimenta de esta cera fundida,

que elaboró la abeja fecunda

para hacer esta lámpara preciosa.

¡Qué noche tan dichosa,

en que se une el cielo con la tierra,

lo humano con lo divino!

Te rogamos, Señor, que este cirio,

consagrado a tu nombre,

arda sin apagarse

para destruir la oscuridad de esta noche,

y, como ofrenda agradable,

se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,

ese lucero que no conoce ocaso

y es Cristo, tu Hijo resucitado,

que, al salir del sepulcro,

brilla sereno para el linaje humano,

y vive y reina glorioso

por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

EL MONITOR, JOSÉ HACE UNA BREVE MONICIÓN EN LA QUE EXPLICA QUE LA PALABRA DE DIOS, A TRAVÉS DE LAS LECTURAS, NOS HARÁN REVIVIR LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN DE DIOS HACIA LA HUMANIDAD QUE CULMINA EN JESUCRISTO. PRIMERO SERÁN LAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO CON MOMENTOS ENTRE OTROS, DE LA CREACIÓN Y DE LA LIBERACIÓN DE EGIPTO.

TRES LECTORES LEEN:

La creación del hombre: Gen 1, 1. 26-31a

El paso del mar Rojo: Ex 14, 15-15,1

El corazón nuevo y el espíritu nuevo: Ez 36, 16-28

Al termino de cada una de ellas, Don José Antonio hace una oración adecuada para cada una de las lecturas.

A CONTINUACIÓN SE ENCIENDEN LOS CIRIOS DEL ALTAR Y SE  ENTONA EL GLORIA A DIOS SONANDO LAS CAMPANAS DE GLORIA.

A CONTINUACIÓN UN LECTOR LEE LA EPÍSTOLA Y  EL CORO  CANTA EL SALMO.

Lectura de la carta de san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

EL MONITOR ADVIERTE QUE ES EL MOMENTO DE PROCLAMAR EL GRAN ANUNCIO DE ESTA NOCHE, LA RESURRECCION DEL SEÑOR, EL ANUNCIO QUE RENUEVA TODA LA HISTORIA, EL ANUNCIO DE LA VIDA PARA TODOS, POR ELLO ANIMA A TODOS A UNIRNOS EN EL CANTO DE LA ALABANZA GOZOSA A DIOS (EL CORO INICIA EL CANTA ALELUYA).

DON RAMÓN PROCLAMA EL EVANGELIO, DESPUES DE INCENSARLO.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 1-7

HOMILÍA DE DON JOSÉ ANTONIO

Puede oírse completa en el audio siguiente y descargarse pinchando AQUÍ.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

El monitor nos invita a vivir el momento de la renovación de nuestras promesas.

Don José Antonio, explica que debido a las restricciones impuestas por la autoridad sanitaria, no hay como se ha visto, ni distribución de velas, ni bendición del agua ni la común, ni la de bautismo porque hoy no hay bautizandos, pero sí reafirmar nuestro compromiso bautismal. Aclara que se debe renunciar personalmente en singular, por ser un compromiso personal.

Sacerdote:

¿Renunciáis al pecado

para vivir en la libertad de los hijos de Dios?

Todos:

Si, renuncio.

Sacerdote:

¿Renunciáis a todas las seducciones del mal,

para que no domine en vosotros el pecado?

Todos:

Si, renuncio.

Sacerdote:

¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado?

Todos:

Si, renuncio.

Prosigue el sacerdote:

 ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra?

 Todos:

 Si, creo.

 Sacerdote:

 ¿Creéis en Jesucristo,

su Hijo único, nuestro Señor,

que nació de Santa María Virgen,

murió, fue sepultado,

resucitó de entre los muertos

y está sentado a la derecha del Padre?

 Todos:

 Sí, creo.

 Sacerdote:

 ¿Creéis en el Espíritu Santo,

en la santa Iglesia católica,

en la comunión de los santos,

en el perdón de los pecados,

en la resurrección de la carne

y en la vida eterna?

 Todos:

 Sí, creo.

 Y el sacerdote concluye:

 Que Dios todopoderoso,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo

y que nos concedió la remisión de los pecados,

nos guarde en su gracia,

en el mismo Jesucristo nuestro Señor,

para la vida eterna.

 Todos:

 Amén.

No hay aspersión.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Sor Rosa lee las peticiones de los fieles. Don José Antonio completa las peticiones por los que otros años compartieron esta Pascua con nosotros y partieron a la casa del Padre, por los fallecidos por el Covid.19, por los ingresados en los hospitales y especialmente en las UCIS, por el personal sanitario, y agradecido pide por todos los que han hecho posible que la Semana Santa se haya celebrado a pesar de todo, Don Ramón, Jerónimo, los acólitos, el coro parroquial, los sacristanes Ramiro y Mª Eugenia la Secretaria, por todos los que habéis mantenido el templo limpio, por los lectores, los cuidadores del fuego de esta noche, por todos los que habéis hecho posible esta semana santa y estas celebraciones tan dignas, para que el señor os lo premie. Se lee a continuación la oración del Papa Francisco a San José.

Recuerda que la colecta de hoy es extraordinaria para la Parroquia, para reparar las filtraciones de agua que han surgido después del arreglo de las luces. Pide la generosidad de todos.

LITURGIA EUCARÍSTICA

El sacerdote va al altar y comienza la liturgia eucarística, en la forma habitual.

El monitor señala que llegamos al momento culminante en que Jesús mismo se hace presente.

El coro entona “Gracias por el bien que nos entregas” mientras se inicia el ofertorio y prosigue la Eucaristía.

BENDICIÓN SOLEMNE Y DESPEDIDA

Don José Antonio, felicita a todos en nombre de Ramón y él mismo y aunque no podemos departir como otros años tomando un ágape, pide que llevemos la felicitación y la bendición solemne de la Pascua a nuestros hogares, enfermos y amigos, para que la  resurrección de Jesús los ilumine.

Da la bendición y acaba con un Podéis ir en paz, Aleluya, Aleluya, mientras todos responden Demos gracias a Dios Aleluya, Aleluya.

Cantamos todos el Regina Coeli a María y mientras dejan el altar, el coro interpreta con toda su vehemencia y alegría del momento el  “Cristo el Señor Resucitó”, a la vez que los presentes prorrumpen en un prolongado aplauso y en rítmicas palmas acompañando la música.