DÑA MARGARITA, MADRE DE VALERIANO CHAFER

Para ver la imagen a mayor tamaño, pinchar sobre ella

Iniciamos la celebración con el encendido del Cirio Pascual, símbolo y signo de la presencia de Jesús, a quien encomendamos a nuestra hermana Margarita, en una oración de todos por ella, con fe y esperanza

Con las peticiones de la liberación de la muerte de nuestra hermana Margarita comienza la celebración de la misa en sufragio por su alma y a la que nos sumamos todos los que estamos presentes en la capilla.

El acto ha sido sencillo, muy familiar pero intimo y sentido por los presentes, en todos se podía ver el seguimiento, sin perderse ningún detalle de la parte de celebración o participación en los cantos, con mucho recogimiento y cariño a ella y a la familia.

No se realizas reportaje fotográfico como tenemos por costumbre, para recuerdo y visita de los que ven nuestra Web, a petición de Valeriano, ya que la maquina rompe, esa intimidad y entretiene a quienes nos ven movernos por la capilla. El nos remite por correo la foto que mostramos para recuerdo…

Las lecturas comienzan con la carta del apóstol S. Pablo quien nos recuerda, que quien resucitó a Jesús, también nos resucitará a nosotros. Son palabras de Jesús y en ellas debemos confiar los creyentes.

También nos aclara esta carta que la parte que se ve de nosotros es transitoria, lo que no se ve es lo eterno. Una casa, que no ha sido levantada por el hombre, sino por Dios, por eso volveremos a Dios, somos suyos. “Si nacemos somos de Dios, si morimos somos de Dios”

El Evangelio, es una nueva reafirmación de lo ya comentado, es de San Juan y nos recuerda las palabras de Jesús hablando de la Voluntad del Padre, que dice “No he perdido ninguno de los que me has dado”

Nosotros somos hijos de Dios, según las propias palabras de Jesús cuando le dice a Maria su madre. “Maria ahí tienes a tú hijo y a Juan ahí tienes a tu madre” Somos hermanos de Jesús e hijos de María.

Margarita, se vio como nosotros nos vemos afectados por las enfermedades y por el deterioro del paso de los años, para Jesús que no mira nuestros cuerpos, sino nuestras almas la suya es bella, como todas nuestras almas. Ella está ya en la presencia de Jesús, que la ve como una criatura suya y la ve con esos ojos de amor, de Padre-Madre