El miércoles 26 de febrero tuvo lugar la celebración del Miércoles de Ceniza. Previa a la celebración de la Eucaristía, tuvo lugar el rezo del Vía Crucis, muy participado.

La Eucaristía fue celebrada por nuestro Párroco Don José Antonio, y concelebrada con nuestro Vicario D. Ramón, nuestro sacerdote adscrito D. Hipólito y el sacerdote invitado D. Prósper.

El templo presentaba un aspecto impresionante, con la imagen del Cristo de Medinaceli en el altar y los fieles llenando todos y cada uno de los bancos del templo, para tomar parte en una celebración que es muy apreciada por todos, pero que nos atrevemos a decir que este año ha sido más concurrida que nunca, al decir de algunos de los presentes.

El coro contribuyó a realzar el acto, así como los servidores del altar que en esta celebración fueron más numerosos que de costumbre.

Los celebrantes inician su andadura hacia el altar mientras el coro canta “A ti levanto mis ojos”. El celebrante nos recibe con el deseo de que la gracia y el amor de Jesucristo que nos llama a la conversión, esté con todos nosotros. Recuerda que hoy es el primer día de Cuaresma, que nos conduce hasta la Pascua del Señor.

Los lectores se dirigen al altar para leer la palabra de Dios:

Joel 2, 12-18. Volved a mí de todo corazón.

Sal 50, 3-6.12-17. Misericordia, Señor, hemos pecado.

2 Cor 5, 20-6, 2. No recibáis en vano la gracia de Dios.

Don Ramón proclama el Evangelio según San Mateo:

Mt 6, 1-6.16-18. Cuando reces entra en tu habitación

La homilía es predicada por Don José Antonio. En ella recuerda que en esta semana de Evangelización, hoy Miércoles de Ceniza,  es a nuestra Parroquia a la que le corresponde honrar y venerar a la imagen del Cristo de Medinaceli del Grao de Valencia, que nos visita. Anima a clavar nuestros ojos en Él, por cuanto las imágenes nos ayudan. Entran por nuestros sentidos y favorecen la plegaria y oración que debemos dirigir al Señor.

Tres son los ejes, como recuerda el Papa en la carta que al final de la misa regalaremos a todos: la oración, el ayuno y la limosna.

Animamos a escuchar el audio, que se puede descargar, donde Don José Antonio desarrolla la homilía sobre esta trilogía.

Tiene lugar a continuación la bendición de la ceniza y el rito de la misma, con la fórmula: “Convierte y cree en el Evangelio” y responderemos Amen.

Los cuatro concelebrantes se distribuyen de la mejor forma para que todos podamos acercarnos a recibirla sobre nuestras cabezas.

El coro acompaña con “Pueblo mío…”, ” El Señor es mi fuerza” y “Te ensalzaré Señor”

A continuación don Ramón plasma las peticiones de los fieles, a las que responderemos “Señor ten piedad y misericordia de nosotros”. Pide por  que este tiempo nos acerque más a Jesús y a su Evangelio, por los alejados de la fe que sientan a vivir la vida nueva, por los que viven en la tristeza y desesperación para que encuentren amor y consuelo, por los que están hundidos bajo el peso del pecado para que encuentren la fuerza para cambiar sus vidas, por la paz y el bienestar, por que todos nos pongamos a dar frutos.

Don José Antonio pide por todos nuestros hermanos difuntos, especialmente por Antonio Montalar Sales, Encarnación Ballester, Pedro Pérez Martínez (nuestro querido Pedro), José Pérez Alcalde, Antonia García Fresneda, Isidoro, el padre David Vaquer de los Siervos de la Orden de María, por todos los enfermos de esta Orden, por Julia Echavez, por los difuntos de la familia Cabrera Echavez y por los hermanos Vicente Pérez Taberner y Presentación Esteve.

Recuerda la importancia de uno de los ejes en esta Cuaresma, la limosna. Pide que seamos generosos.

Prosigue la Eucaristía con la ofrenda del pan y vino y la colecta. Sigue la oración Eucarística, el Santo, el Padre Nuestro, la Paz y el rito de la Comunión y de acción de gracias.

Termina la misa con los avisos de rigor, la bendición y la despedida. A la salida del Templo se reparte el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2020 y la hucha cuaresmal para ser presentada a los pies del altar el Domingo de Ramos.

Antes de abandonar el altar los concelebrantes y servidores del altar, besan los pies del Cristo de Medinaceli. A continuación son  los fieles que lo desean los que se acercan a venerar la imagen, mientras el coro canta “Ubi Caritas” y otros cantos.