Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan mediante signos sensibles (palabras, ritos, cosas: agua, pan, aceite, etc.), por eso se llaman sacramentos de la fe.

El bautismo es de manera muy especial un sacramento de la Fe. Es la puerta de los sacramentos, cuya recepción de hecho o al menos de deseo es necesaria para la salvación.

El llamado al bautismo brota de la iniciativa del amor de Dios y espera la respuesta de fe del hombre.

Por el bautismo los hombres son liberados de los pecados, reengendrados como hijos de Dios e incorporados a la Iglesia, quedando configurados con Cristo por el sello indeleble o «Carácter» de este sacramento, que se confiere válidamente sólo mediante la ablución con agua verdadera acompañada de la debida forma verbal.

El bautismo junto a la confirmación y la Eucaristía constituyen los sacramentos de la iniciación cristiana que nos incorporan en el Misterio Pascual de Cristo y nos llaman a la santidad y a la plenitud de la eternidad.

El sacramento del bautismo nos puede reiterar y por tanto, no se permite conferir de nuevo el bautismo «bajo condición», a no ser que, después de una diligente averiguación, subsista la duda acerca de: si el bautismo haya sido efectivamente administrado, o bien, si dicha administración haya sido válida.

Los que piden el bautismo para un niño han de profesar la fe de la Iglesia y deberán acompañar al recién bautizado en su camino de fe. Resalta así la importancia de la adecuada preparación de los padres o tutores del niño y de sus padrinos.

Por esta razón el hecho de pedir la celebración del bautismo es una oportunidad que debe ser bien aprovechada pastoralmente para promover e intensificar la vida cristiana en un hogar.

Los padres, o quienes representen al que va a ser bautizado, deben ir a la parroquia a la cual pertenecen, al menos un mes y medio antes de la fecha del bautismo para ser allí cuidadosamente inscritos con los mismos nombres y apellidos que se leen en los documentos civiles, exhibiendo el certificado de nacimiento o libro de familia.

Ha de insistirse en que siempre son los padres (papá o mamá), o los que tienen la tutela del niño, los que deben presentarse personalmente a la parroquia de su domicilio para la inscripción del niño. Nunca una tercera persona, ya que la inscripción más que un trámite burocrático, es el primer encuentro de la preparación pre-bautismal.

El lugar normal del bautismo es la parroquia que corresponde al domicilio de los padres. Se exceptúa de esta norma a los padres que, por razones de tradición familiar (matrimonio de ellos, bautizo de los hermanos mayores, etc.) desean que su hijo sea bautizado en «la misma Iglesia de sus mayores». En ese caso, se requiere la autorización del propio párroco para aceptar dicha inscripción.

Los padrinos tienen el papel de asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, Juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana de acuerdo a su fe y cumpla fielmente las obligaciones contraídas en el bautismo.

La responsabilidad primera en la educación en la fe de los hijos es de los padres, y después, de los padrinos.

Todo el que va a ser bautizado debe contar con, al menos, un padrino, aunque lo normal en nuestra Patria son un padrino y una madrina.

Para ser padrino es necesario que haya sido elegido por el que va a bautizarse, por sus padres o por quienes ocupen su lugar o por quien el párroco determine; haya cumplido 16 años, sea católico, confirmado y haya recibido su Primera Comunión, y lleve una vida congruente con la fe y la misión que va asumir; que no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar; además de no estar afectado por una pena canónica legítimamente impuesta y declarada.

No podrán ser padrinos los no creyentes, los que pertenecen a alguna secta, divorciados y vueltos a casar, miembros de otra confesión religiosa, y convivientes.

Cursillos Pre-bautismales en nuestra Parroquia

Es por todo ello por lo que en nuestra parroquia se llevan a cabo unos encuentros prebautismales.

El día o días, lugar y hora de los mismos, se concreta entre los padres y el matrimonio Tere y Pedro responsable de esta formación en la fe. Por ello, tras haber solicitado el bautismo, recibiréis una llamada telefónica para concertar la realización de esta catequesis pre-bautismal, la cual ha de realizarse siempre antes de la fecha del Bautismo.