ADVIENTO: TIEMPO DE SER TESTIGOS DE ESPERANZA

 “El Adviento”, dijo el Papa Francisco, “nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona porque está fundada en la Palabra de Dios. Una esperanza que no decepciona, sencillamente, porque el Señor no decepciona jamás. ¡Él es fiel!”

Canto: VIENE DE CAMINO, SI LE DAIS POSADA, DEL VERBO DIVINO, LA VIRGEN PREÑADA

La Virgen del Adviento, vestida de Inmaculada, sale a nuestro encuentro y nos anima  en la espera del nacimiento del Hijo de Dios. Meditando en su vida, profundizamos en la conversión a la que se nos llama en este tiempo de Adviento. En este día le decimos: “Virgen y Madre María, tú que movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro “sí” ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús”. “María Inmaculada, tu que no conociste el pecado, eres a quien imploramos para que ruegues por nosotros que sí somos pecadores. Tu amor de madre nos ayudará a encontrarnos con tu Hijo Jesús”. Hoy también nos unimos a las generaciones que te han alabado, que te han llamado y seguirán llamando bienaventurada por siempre. Queremos como tú, proclamar la grandeza de Dios.

Canto: Magnificat

Proclama mi alma, la grandeza del Señor.

Se alegra mi Espíritu en Dios mi salvador

Porque ha mirado la humillación de su sierva.

Porque ha mirado  mi pequeñez.

Las Generaciones me felicitarán

Porque el poderoso ha hecho obras grandes por mi.

Su nombre es Santo y su misericordia

Llega a sus fieles de generación, en generación.                                                        

Proclama mi alma, proclama mi alma

Él hace proezas con su brazo, Dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos Y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes

Y a los ricos los despide vacíos, los despide vacíos.

 Auxilia a Israel, su siervo, Acordándose de la misericordia.

Como lo había prometido a nuestros padres

En favor de Abraham y su descendencia, por siempre.

Decimos todos la ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II:

Ruega por nosotros,

Madre de la Iglesia.

Virgen del Adviento,

esperanza nuestra,
de Jesús la aurora,

del cielo la puerta.

Madre de los hombres,
de la mar estrella,
llévanos a Cristo,
danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre,
la de gracia llena,
del Señor la esclava,
del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos,
hacia tu belleza,  ¡Amén!

Después que Adán y Eva decidieron no dejar que Dios fuera Dios en sus vidas, pensando que ellos podían ser autónomos y sucumbiendo al fracaso, nuestro Creador no nos dejó al vaivén de nuestra fragilidad y pecado. Nunca el mal tiene la última palabra. María, la nueva Eva que dará a luz al nuevo Adán, Jesucristo, alumbró el rayo de luz y de esperanza para que podamos peregrinar hacia Dios Padre sintiéndonos hijos amados porque desde que Cristo entregó su vida por nosotros, nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios. 

Gén3 

9 El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». 10 Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». 11 El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». 12 Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». 13 El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».

14 El Señor Dios dijo a la serpiente:

«Por haber hecho eso, maldita tú | entre todo el ganado y todas las fieras del campo; | te arrastrarás sobre el vientre | y comerás polvo toda tu vida; | 15 pongo hostilidad entre ti y la mujer, | entre tu descendencia y su descendencia; | esta te aplastará la cabeza | cuando tú la hieras en el talón». 20 Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo 98 (97)*  El Rey victorioso y Juez justo

1 Salmo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, | porque ha hecho maravillas. | Su diestra le ha dado la victoria, | su santo brazo.

2 El Señor da a conocer su victoria, | revela a las naciones su justicia.

3 Se acordó de su misericordia y su fidelidad | en favor de la casa de Israel. | Los confines de la tierra han contemplado | la victoria de nuestro Dios.

4 Aclama al Señor, tierra entera; | gritad, vitoread, tocad.

5 Tañed la cítara para el Señor

6 con clarines y al son de trompetas, | aclamad al Rey y Señor.

7 Retumbe el mar y cuanto contiene, | la tierra y cuantos la habitan;

8 aplaudan los ríos, | aclamen los montes 9 al Señor, que llega | para regir la tierra. | Regirá el orbe con justicia | y los pueblos con rectitud.

Efesios 1 (3-6.11-12)  Himno al designio salvífico de Dios*

 3 Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, | que nos ha bendecido en Cristo | con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.  4 Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo | para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.    5 Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, |   según el beneplácito de su voluntad, | a ser sus hijos, 6 para alabanza de la          gloria de su gracia, | que tan generosamente nos ha concedido en el        Amado.

11 En él hemos heredado también | los que ya estábamos destinados por decisión | del que lo hace todo según su voluntad,

12 para que seamos alabanza de su gloria | quienes antes esperábamos en el Mesías.

Canto: Alégrate María

Alégrate, Alégrate,

Alégrate, Alégrate María
Alégrate, Alégrate,

Alégrate, Alégrate María

Llena de gracia, Llena de gracia,

Llena de gracia, Llena de gracia,

El Señor está contigo, El Señor está contigo,

El Señor está contigo, El Señor está contigo

Lucas 1 (26-38)

26 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»*. 29 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34 Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37 porque para Dios nada hay imposible». 38 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».  Y el ángel se retiró.

Canto: HÁGASE EN MÍ

Hágase en mí. Hágase en mí

Según lo que quieras de mí.

Hágase en mí.  Hágase en mí.

Hágase en mí según Tú quieras.

Hágase en mí a Tu manera.

Hágase en mí como Tú quieras.

Hágase en mi lo que Tú quieras.

Hágase en mí.   Hágase en mí.

Hágase en mi lo que Tú más quieras.

Cueste lo que cueste, hágase en mi

Hágase en mí  según tu palabra,

Según tu palabra,  según tu voluntad.

Hágase   en mí, hágase en mí.

Hágase en mí según Tú quieras.

Hágase en mí a Tu manera.

Hágase en mí como Tú quieras.

Hágase en mi lo que Tú quieras.

Hágase en mí.   Hágase en mí.

Hágase en mi lo que Tú más quieras.

Cueste lo que cueste, hágase en mi

Un cuento de la primera  Navidad:

Por las callecitas de Belén María va buscando un lugar con José. Les han cerrado todas las puertas. Es de noche y hace frío.

Y alguien les dice: “Hay un lugar allá atrás, donde no va nadie, está muy oscuro… Es un agujero, una gruta… Hay algunos animales…

 Y María le dice: “José, ahí”. Porque ella siente en su corazón que debe ser en ese lugar. Y allá van, … Se tuercen los pies porque no se ve nada, hace frío, se clavan las espinas del camino… Piensa en lo que significa eso para una mujer que… ¡ está a punto de dar a luz…!

 Y  llegan a la gruta. No se ve nada… Es una cueva conde se resguardan los animales, un agujero donde no hay luz, y esta lleno  de espinas, de suciedad, de restos… Y hay además bichos, telas de araña, humedad… Y hace frío… solo los animales pueden vivir ahí.

Ahí va a nacer el Niño. Es el Hijo de Dios. Es el Hijo de María.

Dios Padre, emocionado está observando todo desde el cielo, y les comenta a los ángeles: “¡Mirad lo que va a pasar ahora! ¡Mirad lo que va a hacer esta Mujer! Por eso quiero yo nacer ahí… ¡Mirad!”

María entra en la gruta de Belén y dice: “José, por favor, prende un fuego…” Y entonces todo se ilumina, y empieza a salir la humedad…

Y ella con sus manos primero empieza a sacar las espinas, las telas de araña, los bichos… Después acomoda a los animalitos, saca la paja que está sucia de restos o mojada de orín, hace un montoncito con la pajita seca en un rincón… Y empieza a preparar una cuna con un amor impresionante…

Finalmente sobre la paja seca acomoda una pequeña tela a modo de pañales, y dispone todo para que cuando nazca su Niño se encuentre a gusto… Su ternura de madre, su cariño, su amor inunda cada gesto… Y así todo se va transformando…

Y tanto le agrada a Dios eso que les dice a sus ángeles: “Yo no quiero otro lugar en todo el universo… ¡Ahí es donde yo quiero nacer! Porque eso es amor de verdad. Y ese es el corazón que yo preparé, donde ella va a meditar y a guardar todo y donde yo me he metido antes de que ella me conciba…”

Y el Verbo de Dios, que estaba junto a Dios y que era Dios, decide hacerse carne y poner su  Morada entre nosotros… Y por eso nace en esa cueva transformada en cuna por el amor inefable de una Madre. La Virgen María.

*Reflexión: Invita hoy a María a preparar contigo la venida de Jesús. Invítala a tu Adviento… ¿No se parece la cueva de Belén un poco a tu corazón? A veces está lleno de mal olor, hay suciedad, bichos, telas de araña, maleza, espinas… Está oscuro, frío, olvidado de todo el mundo… Hay soledad, tristeza, angustia… Porque eso es lo que hace el pecado en nosotros.

Y es ahí precisamente donde Jesús quiere nacer. En medio de esa oscuridad, en medio de esa basura. Dirás: “Pero Señor, ¡está tan sucio…!” “¡No te preocupes!”, dice Dios: “¡No te preocupes! Porque ahí va mi Madre. Aprende como ella a adecentar lo indigno con el Amor. ¡Que yo, con poquito cosa me conformaré! Pero quiero ocupar ese lugar en ti…”

Entonces, dale cabida a ella en tu corazón. Conságrate a ella, invócala, ámala, reza. Verás cómo través de esta oración ella irá transmitiéndote toda su acción… Y como hizo en Belén, irá limpiando y disponiendo toda tu vida, iluminando, sacando la humedad, las impurezas, los bichos; sanando los olvidos, las soledades, las angustias…

Y empezarás a desear cada vez más a Dios. Querrás dejar el pecado y no ofender más a Dios. Y tendrás hambre de Dios, y lo buscarás en la Eucaristía y en la oración.

Y así Jesús podrá nacer de nuevo en tu corazón, porque querrá nacer en él, porque encontrará un lugar tan lleno de amor como el que su Madre le preparó en la primera Navidad.

Si alguien quiere compartir algo… (hacen su reflexión Mª Eugenia y Pedro)

Canta el Padrenuestro en valenciano.

canta el Padrenuestro en valenciano.

♥ Te encomendamos a todos los hombres,  comenzando por los más débiles:
a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido, a las personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre o enfermedad. Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza, para que todos ellos se acojan bajo tu amparo, Madre.

♥ Durante este año, en nuestra comunidad parroquial, hemos  vibrado con el entusiasmo de los jóvenes confirmandos, se ha elevado la súplica de los enfermos, de los ancianos, de los desfavorecidos. Se ha ofrecido tanto tiempo y trabajo en Cáritas parroquial, en los roperos, en el mantenimiento del templo, en las labores diarias de la liturgia, limpieza, en cada compromiso que mantenemos…
Para nuestro caminar en la fe, han  pasado sacerdotes y religiosos, maestros y formadores en nuestras catequesis  de niños y adultos, en nuestras oraciones, en nuestras Vigilias, y todos ellos han reconocido en tu amado Hijo al Verbo de Dios, encarnado en tu seno. Haz, Madre, con tu intercesión, que los frutos de este año no se disipen, y que las semillas de gracia se desarrollen hasta alcanzar plenamente la santidad, a la que todos estamos llamados.

♥ También Madre, queremos pedirte que acojas a todos nuestros hermanos, familiares, amigos, conocidos… que han sido llamados a partir hacia la casa del Padre, acompáñalos de tu mano hasta la presencia de Nuestro Señor en su Reino

ORACIÓN CONCLUSIVA

!Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz, para que bajo tu guía todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén¡

Canto: MARÍA SAGRADA

Dios te salve María Sagrada,

María Señora de nuestro camino.

Llena eres de gracia, llamada entre todas

para ser la Madre de Dios.

 El Señor es contigo y tu eres la sierva

dispuesta a cumplir su misión.

Y bendita tú eres, dichosa te llaman

a ti, la escogida de Dios.

Y bendito es el fruto que crece en tu vientre

el Mesías del Pueblo de Dios

al que tanto esperamos que nazca

y que sea nuestro Rey.

 María, he mirado hacia el cielo

pensando entre nubes tu rostro encontrar

y al fin te encontré en un establo

entregando la vida a Jesús Salvador.

María he querido sentirte

entre tantos milagros que cuentan de ti

y al fin te encontré en mi camino

en la misma vereda que yo.

 Tenías tu cuerpo cansado,

un niño en los brazos durmiendo en tu paz.

María, mujer que regalas la vida sin fin.

 Tú eres Santa María, eres nuestra Señora

porque haces tan nuestro al Señor.

Eres Madre de Dios, eres mi tierna madre

y madre de la humanidad.

 Te pedimos que ruegues

por todos nosotros

heridos de tanto pecar

desde hoy y hasta el día final

de este peregrinar.

María, he buscado tu imagen serena

vestida entre mantos de luz,

y al fin te encontré dolorosa

llorando de pena a los pies de una cruz.

 María he querido sentirte

entre tantos milagros que cuentan de ti

y al fin te encontré en mi camino

en la misma vereda que yo.

Tenías tu cuerpo cansado

un niño en los brazos durmiendo en tu paz.

María, mujer que regalas la vida sin fin.

Dios te salve, María Sagrada,

María, Señora de nuestro camino.

Adradecimientos y despedida de Tomás.

Solistas: Carmen Turégano y Tomás Ibáñez

Guión completo de la Vigilia, descargable en pdf:

VIGILIA DE LA INMACULADA 2018